Entre diciembre de 1896 y marzo de 1897, con apenas dieciséis años, Picasso pinta, la que podemos considerar su primera obra maestra: Ciencia y Caridad de Picasso. El lienzo, enmarcado en el “realismo social” de la época, supone el cénit de su etapa academicista y formativa.
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Sin duda, Ciencia y caridad, sigue los pasos de las aspiraciones de su padre, José Ruiz Blasco, pintor académico que no llegó a conocer el éxito, pero conocía bien la temática y modelos que eran del agrado del jurado de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes que se celebraban anualmente en Madrid.
En 1896 Picasso había recibido muy buenas críticas con una obra de carácter costumbrista: La Primera Comunión, pintura presentada en la III Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona. Ello llevó al padre del artista a alquilar un estudio para su hijo, en el número 4 de la calle de la Plata del Barrio de la Ribera. Allí pintaría Picasso su obra Ciencia y caridad, con el fin de ser presentada en Exposición General de Bellas Artes de Madrid del año 1897, donde obtuvo una Mención Honorífica y, en el mismo año, la Medalla de Oro de la Exposición Provincial de Málaga.
Tras su exposición, Picasso regaló la obra a su tío y benefactor, Salvador Ruiz Blasco, permaneciendo en su domicilio de Málaga, hasta su fallecimiento en 1918. Con posterioridad, su viuda la envió al domicilio de la familia Vilató Ruiz, en Barcelona, donde permaneció hasta que el artista la donó al museo Picasso de Barcelona, donde se muestra actualmente.
La pintura aporta una visión un tanto edulcorada de la pobreza, al mostrar una escena interior (una habitación pequeña, iluminada con una luz tenue) en la que un doctor consulta su reloj mientras toma el pulso a una mujer de mirada lánguida postrada en la cama, y una monja, con un niño en brazos, ofrece una bebida a la paciente.
La “pintura hospitalaria”, en el ámbito del realismo social, alcanzó relieve en las décadas de 1880-1890, influida por escritores como Émile Zola. Cabe recordar que durante el siglo XIX crecen los hospitales dirigidos por las autoridades civiles (hasta el siglo XVIII, lo frecuente era que los hospitales estuviesen dirigidos por comunidades religiosas), y que artistas, como Luis Jiménez Aranda, alcanzan honores en las Exposiciones Nacionales, tanto de París, Chicago y España, con cuadros, con temática hospitalaria.
Modelos para el cuadro Ciencia y Caridad de Picasso
Es fácil apreciar que para la figura del doctor, Picasso utilizó como modelo a su padre. Para la enferma y el niño, parece que utilizó a una mendiga que pedía limosna por las inmediaciones de su estudio, a la que contrató por dos duros la sesión. En el caso de la monja, es posible que utilizara a amigos o familiares, aprovechando los atuendos de Josefa González, de la comunidad de San Vicente de Paul, una monja amiga de la familia.
Los estudios sobre la obra Ciencia y Caridad de Picasso
El cuadro, como hemos señalado, fue pintado para ser presentado en los diversos certámenes, siguiendo las indicaciones de su padre y los modelos de la época, lo que no quiere decir que la obra no representase un verdadero desafío para el joven Picasso. De hecho, Picasso tuvo que realizar numerosos estudios preparatorios (dos dibujos una acuarela y tres óleos) antes de encontrar un tema que reflejase la visión humanista de la época. Una visión filantrópica en la que trata de aunar el progreso de la medicina moderna y los aspectos científicos de los nuevos tiempos (la necesidad de paliar el sufrimiento), con los propiamente humanitarios (el socorro asistencial, la caridad y solidaridad). Y, en particular, poner en evidencia un rostro (la de la enferma) que dejase vislumbrar el tenue paso que separa la vida de la muerte.
¿Cuál es la primera gran obra maestra de Picasso?
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