En este artículo ” Picasso periodo Cabaret ” trato sobre la admisión de una obra de Picasso en la Exposición Universal de París de 1900, los dos primeros viajes de Picasso, a París, sus exposiciones en la galería Vollard de París y en la Sala Parés de Barcelona, y el suicidio de su amigo Casagemas.
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La Exposición Universal de París de 1900
La revista artística y literaria Pèl & Ploma del 19 de agosto de 1899 (cuyo director artístico y principal ilustrador fue Ramón Casas, y uno de sus redactores más relevantes, Miquel Utrillo), publicó una convocatoria para la presentación de obras de arte destinadas a la Exposición Universal de París de 1900.



La obra fue aceptada para ser expuesta en el pabellón español de la Exposición Universal de París, que tendría lugar del 15 de abril al 12 de noviembre de 1900 en París
La noticia tuvo una gran repercusión entre los artistas catalanes y motivó el deseo de Picasso, de participar en la misma. Picasso presentó su cuadro Últimos momentos (obra que había puesto en Els Quatre Gats). La obra fue aceptada para ser expuesta en el pabellón español de la Exposición Universal de París, que tendría lugar del 15 de abril al 12 de noviembre de 1900 en París y, aprovechando la circunstancia, el artista se preparó para viajar a la capital francesa.


Cerca de 50 millones de visitantes pudieron visitar los alrededor de 83000 expositores repartidos por el Campo de Marte durante los 200 días que duró la exposición

La estación de Orsay (actual Museo de Orsay), el “Petit Palais”, el “Grand Palais” y el puente Alejandro III, fueron construidos con motivo de la Exposición Universal. París era un auténtico hervidero. Cerca de 50 millones de visitantes pudieron visitar los alrededor de 83000 expositores repartidos por el Campo de Marte durante los 200 días que duró la exposición. En el “Grand Palais” se llevó a cabo una exposición centenaria del impresionismo francés (Bazille, Boudin, Degas, Lépine, Manet, Monet, Morisot, Pissarro, Renoir, Sisley…). Paul Cézanne figuraba en un puesto de honor, con tres obras. El Art Nouveau estaba presente, con obras de Samuel Bing. El escultor Auguste Rodin decidió exponer, en un pabellón aparte, 150 obras y numerosos dibujos y acuarelas, obteniendo un gran éxito. Monet expuso 22 cuadros (muchos de ellos de la serie Jardín acuático), del 22 de noviembre al 15 de diciembre, en la galería Durand Riel… En lo que respecta al pabellón de España, se ubicó junto al río Sena, en el Quai d`Orsay.
El pabellón de España se había edificado a partir de motivos arquitectónicos tomados de diferentes obras históricas nacionales (la fachada de la Universidad de Alcalá, la fachas principal del Alcázar de Toledo, La Universidad de Salamanca… En el interior un patio con columnas, dos pisos con galerías, un friso estilo Renacimiento). Anexo al Pabellón se construyó un restaurante español denominado la Feria. Se expusieron obras de 59 artistas plásticos españoles y de veintitrés escultores. Entre los pintores representados se encontraban Aureliano de Beruete, Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Daniel Urrabieta, Joaquín Sorolla, Picasso… Se concedieron 19 medallas de bronce, 9 menciones de honor, 9 de medallas de plata, 3 medallas de oro y un gran premio. Ulpiano Checa obtuvo la medalla de oro por Últimos momentos de Pompeya (obra que impresionó por el realismo de sus caballos) y a Joaquín Sorolla se le concede el “Grand Prix” por su colección de cuadros y, en especial en especial por Triste herencia.


Primer viaje a París
Picasso llega a París en septiembre-octubre de 1900, acompañado de su buen amigo, el pintor Carles Casagemas, acomodándose en el taller de Isidre Nonell, en el 49 de la rue Gabrielle de Montmartre. Poco después se les une Pallarés. Por supuesto, durante los primeros días, los jóvenes artistas visitan la Exposición Universal y la muestra paralela de Rodin en la plaza “de l’Alma”, se relacionan con los amigos catalanes, algunos de ellos afincados en la capital y frecuenta los cabarets del boulevard de Clichy, La Fin du Monde, o Le Cabaret des Arts, L’Enfer. Es en estos momentos cuando Casas realiza el retrato a carboncillo del joven Picasso. Más tarde, Picasso y Casagemes se instalarán en un taller en Riera de Sant Joan, 17.



47,6 x 62 cm. Colección particular, Suiza.
De la misma época es un dibujo a Lápiz, carboncillo y lápices de color, en el que Picasso se autorretrata con el grupo de amigos (Casas, Utrillo, Pichot, Casagemas, Germaine y Odette): Saliendo de visitar la Exposición Universal de París. París, 1900.
Picasso no tarda en conseguir un respetable contrato de 150 francos mensuales por toda su producción, con el marchante catalán Pedro Manach, que ya había dado a conocer a varios pintores catalanes afincados en París (Bonelli, Canals…). En este ambiente de euforia, Picasso realiza su primer lienzo parisino Le Moulin de la Galette, obra que, en muy poco tiempo, es adquirido por un coleccionista.





Ese mismo año, el marchante de Picasso, Manyac, le presenta al galerista Vollar, que tenía una afamada sala en la rue Laffitte, en la que había expuesto Nonel y muchos otros artistas de la vanguardia parisina: Degas Renoir, Gauguin, Bonnard… Vollard queda impresionado por las obras que le muestra el joven artista y lo acoge entre sus representados.
A finales de año, Picasso viaja a Málaga y después a Madrid, donde crea la revista Arte joven. En 1901 vuelve a la capital parisina, para exponer en la galería Vollard.


Exposición en la Galería Vollard
La exposición que Picasso llevó a cabo en la Galería Vollard (todavía no se conoce el listado completo de obras que se expusieron) se inauguró el 24 de junio 1901, compartiendo sala con otro artista español: Iturrino. A pesar del prestigio que significaba exponer en una gran galería como la de Vollard, el propio galerista diría años después:
En mi sala tuve muchos de sus cuadros que hoy son tan buscados, pero por los cuales, en aquella época, el artista no podía conseguir el precio de un bastidor.
El comentario parece un tanto exagerado, pues parece que Picasso vendió varias de las obras expuestas. El crítico de “La Gazette d’Art”, le dedicó un elogioso artículo en el que señalaba la temática expuesta: floreros, ruedos iluminados por el sol, mujeres desnudas, tres muchachas que bailan… Y las influencias que detecta: Delacroix, Manet, Monet, Van Gogh, Pissarro, Toulouse Lautrec, Degas, Forain, Rops… Para terminar diciendo:
Es evidente que su apasionado impulso aún no le ha dejado tiempo libre para forjarse un estilo personal; su personalidad existe en esta pasión, en esta impetuosa espontaneidad juvenil (cuentan que aún no ha cumplido los 20 años y qué cubre hasta 3 telas por día ). Para él, el peligro reside en esta misma impetuosidad que fácilmente puede conducirlo a un virtuosismo fácil. Lo prolífico y lo fecundo son dos cosas distintas, igual que la violencia y la energía. Sería muy lamentable, dado que estamos ante una virilidad tan brillante.



Aparecen también breves reseñas anónimas en “Cri de Paris” y en “La Revue Blanche”. Por su parte, la revista “ Critique”, dirigida por Georges Bans, Emile Sedeyn, dedica a Iturrino y a Picasso, un breve artículo:
Me
hubiera gustado hablar antes, mientras todavía estaba abierto al público, de
esta interesante exposición, en la que dos artistas de temperamento e ideal muy
diferentes podrían afirmar la curiosa e inquisitiva personalidad original de
sus respectivos talentos. El talento del Sr. Iturrino es pensativo y reflexivo,
teñido de melancolía, con una acentuación poderosa y gentil de las facultades
de observación. Sin lágrimas, sin exageraciones melodramáticas, su obra nos
muestra la altiva miseria de los españoles más bajos, la miseria que se
envuelve en suntuosos harapos y cuya sonrisa es amarga, cien veces, más que la
más amarga de las lágrimas. “Las mujeres de Salamanca”, “los gitanos bailarines”
“las Chanas”, “la charla de la tarde”, son, entre otras, obras pintadas con
grandeza y lástima, de una manera sobria y fuerte que admirablemente sirve a la
observación exacta sin vulgaridad, del autor.
El Sr. R. Picasso también es un observador, pero un observador más febril e impaciente por notar todas las impresiones que lo seducen o detienen. Su visión y su pincel deleitan los temas más diversos: rincones beligerantes de Montmartre, rostros terribles de viejas, armonías suaves y simples de tonos grises como en “la Madrileña” que pertenece a M. Sainsère, retratos trágicos de mujeres en la noche, pueblos de España, bulevares de París, idilios como “el cabello rubio”, dramas como “la Madre”, etc. A veces es el encanto o lo inesperado de las líneas, a veces es la magia de las luces, otras veces es el pensamiento furtivo, el drama que pasa de la multitud, todo esto apresuradamente notado, con un ingenio extremadamente ingenioso y diverso, seducido especialmente por impresiones fugaces, mientras el Sr. Iturrino permanece más dispuesto a los sueños y miserias que son de la existencia cotidiana y que duran, mientras dura la vida. En resumen, dos pintores y dos filósofos muy diferentes en su profunda originalidad, y será interesante seguir el esfuerzo, después de esta revelación.
“Periodo Cabaret”
Con la exposición en la galería Vollard, Picasso inicia su Periodo cabaret, periodo inspirado en escenas populares, en la vida nocturna de la capital francesa (escenas de cafés, de teatro, “music-halls”…) y en su cara más oscura: la prostitución, con obras como las versiones que hizo de Cortesana con collar de piedras preciosas, donde la influencia de Van Gogh se hace muy patente. En las obras se percibe igualmente una clara influencia de Toulouse Lautrec, en particular en los ambientes de cabaret con luces de candilejas y colores cálidos y luminosos.
Picasso, pinturas del “Periodo Cabaret”


















































Puede decirse que el verano y otoño de 1901 fue un periodo de experimentación y adaptación de Picasso a las influencias de sus admirados pintores parisinos.
Exposición en la Sala Parés
En la tercera exposición de Ramón Casas en la sala Parés (1901), organizada por Pèl & Ploma, Ramón Casas cede parte de su pared expositiva a Picasso, quien expone dibujos y pasteles traídos de su estancia en Madrid y París, que pasaron totalmente desapercibidos por la crítica



La muerte de Casagemas
En el invierno de 1901 estando Picasso en Madrid, le llega la noticia del suicidio de su amigo el pintor Carles Casagemas, con el que había viajado el año anterior a París. Casagemas se había enamorado de Germanie Gargallo, una bailarina del “Moulin Rouge”, de vida bohemia y un tanto disipada, que le servía de modelo. Casagemas se sentía perdidamente enamorada de la cabaretera.


Picasso, se percató de los problemas que podía surgir e invitó a su amigo a pasar con él las navidades en Málaga. La obsesión por la bailarina le hizo volver pronto a París y, al sentirse rechazado, el domingo 17 de febrero de 1901 invitó a cenar a la Germaine, a su hermana y a tres compañeros españoles: Riera, Manolo y Pallarés, al restaurante L’Hippodrome de París. Hacia el final de la cena depositó varias cartas sobre la mesa, una de ellas para prefecto de la policía, sacó un revólver y disparó a Germaine, “esto es para ti”. El disparo no llegó a alcanzarla, sin embargo, la bailarina cayó al suelo desmayada y Casagemas, creyendo haberla matado, apuntó a su sien, y gritando, “ y esto para mí”, se pegó un tiro en la sien. El trágico suceso conmoción o Picasso que, si bien no acudió al entierro, pintó varias obras relacionadas con el suicidio de su buen amigo. En una de ellas vemos el rostro de del cadáver de perfil, mostrando en la sien la marca del disparo. Destaca la luz de una vela pintada con vivos colores. A nivel simbólico, con la vela tal tratase Picasso de mostrar lo efímero de la vida (se consume rápidamente, como una vela)o, tal vez, un recuerdo de la “luz” que aportaba al malagueño su amistad. En otro óleo, pintado sobre cartón, resalta ya las tonalidades azules, verdosas y grises, que sugieren un ambiente tenebrista y plagado de tristeza.



Desde el punto de vista conceptual, la obra más interesante relacionada con la muerte de Casagenamas es Evocación, el entierro de Casagemas, pintada el mismo año 1901.

En la parte inferior vemos el cadáver de Casagemas envuelto en una mortaja de lino blanco y rodeado por plañideras. En la parte superior, Casagemas, llega a las regiones celestes en un caballo blanco, donde es recibido por una mujer desnuda, A la izquierda vemos a un grupo de hurís (jóvenes perpetuamente vírgenes) con medias rojas y negras que nos recuerdan a las prostitutas de los burdeles pintados por Toulouse Lautrec. A los pies del caballo, entre el grupo de mujeres desnudas, vemos a una madre y un par de niños, evocación clara a la renovación de la vida. El cuadro, inspirado en el Entierro del Conde Orgaz, del Greco, es un homenaje a la muerte de su amigo, que termina por cambiar definitivamente el estilo de sus posteriores pinturas, pues el dolor y la culpa ante el suicido de Casagemas, lleva al artista a adentrarse de lleno en lo que se vendrá a llamar el “Periodo azul de Picasso”.
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